Presidida por el padre Andrés Moro, la ceremonia contó con el trabajo de todo nuestro liceo y muy especialmente de los profesionales del área pastoral que organizaron, animaron y ambientaron con el bello coro de los profesores José Bustamante y Paolo Riquelme, como es costumbre en estas instancias.

La reflexión del religioso que hace un par de semanas cumplió 30 años ejerciendo el sacerdocio y ejerce además el cargo de Vicario por la Educación desde el 2017, versó sobre la importancia de comprender que lo que vestimos no es equivalente a lo que somos y lo fácil que es mirar por encima del hombro a los demás. Los trajes de especialidad “deben ser un reflejo de quienes somos, y no una máscara” dijo el sacerdote de manera de que en un futuro cercano, rompamos el paradigma de que “según la pinta es como te tratan” continuó con su habitual tono coloquial y cercano.

Empezando una nueva etapa

Tras retirarse un momento a sus salas vistiendo sus uniformes regulares, las estudiantes de los terceros A, B, C, D y E volvieron al patio central del establecimiento acompañadas de sus profesores jefes en este gran paso adelante hacia la adultez.

Por medio del Padre Andrés, estas futuras enfermeras, administradoras, parvularias y trabajadoras de la industria del turismo, recibieron la bendición del Señor de manera de ser investidas con la misión de ser más que el rol descrito en sus contratos laborales. Están llamadas a hacer una diferencia palpable en sus familias y entornos laborales; al trato empático, la misericordia y la búsqueda de la felicidad. En otras palabra, a ser líderes católicas trasnformadoras.