En la fría mañana de este martes 19 de mayo,  la parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, parece estar aún más helada  al ser ocupada por solo 3 personas: Mauricio Sepúlveda, profesor del liceo José Domingo Cañas en los coros, Christian Ahumada del Liceo Miguel Rafael Prado en las lecturas y Monseñor Cristián Roncagliolo oficiando la ceremonia del día, la cual tiene por objeto celebrar el aniversario y la trayectoria de la Red Educacional Santo Tomás de Aquino, que cuenta con un siglo y medio de Historia en la enseñanza chilena.

A partir de las 10:30, la trasmisión del servicio de streaming de la red social Facebook,  empezó a acumularse la asistencia que llegó hasta 317 personas siguiendo la ceremonia activamente desde sus celulares, tabletas, computadores y televisiones.

Tras la primera lectura, a cargo del Director de Pastoral del Liceo Miguel Rafael Prado, el Obispo Auxiliar de Santiago y Presidente de nuestra fundación, reflexionó sobre la temple de Pablo y Silla al enfrentar el encarcelamiento, y de la perplejidad del carcelero al presenciar la verdadera Fe, tras percatarse que los cristianos no escapan cuando un terremoto destruye los muros de la prisión.
El sermón propició que cada uno de los asistentes pudiera ponerse en el lugar de cualquiera de estos 3 personajes, tras un ejercicio de introspección, tal como la pandemia y la cuarentena, podrían leerse como terremoto y cárcel respectivamente.

El ejercicio del espíritu

El religioso continuó conminando a los feligreses virtuales a realizar 3 importantes tareas espirituales:

La primera, es plantearnos preguntas ontológicas como ¿Qué estamos haciendo? Y ¿Qué debemos hacer? “La respuesta está en el Evangelio, pues lo que hacemos tiene sentido. Y ese sentido es Jesucristo” dijo Monseñor. “La respuesta es vivir la Fe con plenitud de sentido” continuó el sacerdote.

La segunda, es de naturaleza deontológica  y nos invita a ir más allá del deber y el cumplimiento. El Padre nos recuerda la importancia de “hacer las cosas bien como profesionales, como padres y como estudiantes” desde el impacto que cada rol tiene en el resto de la comunidad.

La tercera, de orden esencial e íntimo, pues nos invita a ser mejores, más allá de nuestras subjetividades y resultados, reconociendo la importancia de mantener un espacio de mejora visible para nuestros corazones.

Una vida de servicio

Yessica Díaz, encargada del centro de multicopiado y  una de las trabajadoras más antiguas de nuestro liceo, con  sobre 30 años de servicio, además de una trayectoria que incluye diversos roles, incluyendo la docencia, se refirió a la experiencia de la misa en los siguientes términos:
“Fue una hermosa misa con una gran reflexión. Tal como dijo el padre, con mucha Fe, todos podemos salir adelante. Lo que más me gustó, fue el mensaje que dio a los apoderados, ya que la primera escuela es el hogar.”

Un potente mensaje final

Antes de su bendición final, extendida a cada una de las familias de nuestra comunidad, Monseñor Roncagliolo hizo un énfasis en recordarnos que los primeros educadores, somos los padres. No hay un responsable mayor ni figura de más grande incidencia en el desarrollo de niños y jóvenes, que los progenitores. En este sentido, el rol del profesor es de apoyar y complementar el trabajo de los padres.