Tras una puntual salida según lo estipulado en el programa de la jornada, las estudiantes llegaron a las 09:00 horas a la Casa Loyola, ubicada en la comuna de Padre Hurtado, a tomar desayuno de manera comunitaria, para luego dar inicio oficialmente a la actividad por medio de las palabras de bienvenida de altas autoridades del establecimiento.

La buena disposición y el respeto marcaron la oración liderada por Cinthya Araya, nuestra Directora de Pastoral, que incluyó una representación por parte de los profesores a propósito de los pilares de la resiliencia, tras  la cual, las estudiantes reflexionaron escribiendo cómo se sentían verdaderamente al enfrentar esta instancia formativa, plasmando estas ideas en un papel con forma de huella, signo de esta oración.

Posteriormente, Kristian Briones, cuya historia de vida incluye pobreza extrema, situación de calle, y cerca de 20 años de entrar y salir de hogares del SENAME, centros penitenciarios juveniles y finalmente su ingreso al sistema carcelario adulto chileno en el que aprendió aún más sobre violencia y crimen. Fue en esta situación, que Kristian se aferró a la Iglesia, para obtener beneficios y protección primero, y por verdadera fe después, concluyendo su historia con éxito académico, familiar y profesional, inspirando y ayudando a otros jóvenes que vivieron lo que él vivió. Las estudiantes de nuestro liceo, escucharon atentamente esta historia de vida, formando así, el sentido de la reflexión propuesta por el equipo del liceo, y la importancia de la resiliencia para enfrentar la vida.

A continuación, las estudiantes priorizaron distintos aspectos de la resiliencia en relación a la importancia que tiene cada uno de estos de manera individual, para después contrastar estas respuestas con las del resto del curso, construyendo así, un lugar de encuentro valórico con su comunidad inmediata.

Tras el momento planificado como de almuerzo y esparcimiento, las estudiantes realizaron una figura humana a modo de representar lo trabajado y los acuerdos aceptados como curso.

Después de tomar once, las jóvenes del nivel segundo medio participaron de una oración final, en la que el signo de las huellas que prepararon en la mañana, fue presentado como el símbolo de la jornada.