Me siento muy agradecida de haber tenido la oportunidad de participar en la Jornada Mundial de la Juventud y además representar a nuestro liceo. Esta fue una experiencia muy significativa para mí y una instancia muy importante para fortalecer la fe y el espíritu. Tuve la oportunidad de asistir antes a una JMJ en Buenos Aires en la época de mi juventud y volver nuevamente a vivir esta experiencia ahora como adulta a cargo considero que fue realmente un regalo de Dios con quien me siento muy agradecida y también con el equipo directivo de nuestro liceo que pensó en mi para esta representación (sic).
Estas fueron las palabras de nuestra profesora en virtud de lo vivido junto con la alumna Nelly Pino, quien este año comienza sus estudios de Técnico en Enfermería en, continuando el proyecto de vida que inició el 2017, cuando llegó a nuestro establecimiento. Juntas, formaron parte de la delegación de la Vicaría para la Educación del Arzobispado de Santiago, que encabezó el Padre Andrés Moro.
¿Qué es lo que más le llamó la atención de este encuentro mundial de jóvenes?
Lo que más me llamó la atención fue compartir con tantas personas representantes de todas partes del mundo y poder entenderse perfectamente unos con otros rompiendo barreras de idiomas y culturas a través de una sola fe. Sentí la vivencia del amor, la fraternidad y los valores cristianos como una gran familia de hermanos convocados por el amor de Dios y su representante en la tierra. Destaco actividades como la misa matinal diaria de nuestra delegación y el compartir una reflexión con las experiencias de cada día por la noche. También la vigilia nocturna y misa al amanecer con el Papa y la semana de trabajo voluntario en la localidad de Colón donde fuimos recibidos por las hermanas de la Misericordia en su casa de acogida de menores en situación de abandono. También me llamó la atención la calurosa acogida del pueblo panameño en general que nos saludaban y recibían con cariño en todas partes. No olvidaré las bocinas que sonaban en la calle cada vez que nos veían pasar con nuestra bandera chilena o simplemente con la polera de la JMJ.
Una experiencia hermosa
Formar parte de la delegación de la vicaría de la Educación fue también una experiencia hermosa de comunidad y fraternidad entre los distintos colegios e instituciones que formaron parte de ella”, indica Ximena. “Me sentí –agrega- realmente como parte de una gran familia donde todos nos cuidábamos y nos preocupábamos unos de otros sin importar diferencias entre nosotros. Realmente constituimos un gran grupo de hermanos guiados por el Padre Andrés Moro, que no solo fue un padre espiritual sino también literalmente el padre a cargo de esta gran familia y preocupado de cada uno, de todos y de cada detalle.
Respecto de los mensajes del Papa, la profesora, señala que como siempre fue muy claro y directo con los jóvenes. “En lenguaje simple y utilizando ejemplos y palabras propias de la jerga juvenil, les entregó un mensaje invitándoles a ser protagonistas, a ser valientes, a comprometerse y arriesgar, a no ser el futuro de nuestras sociedades sino el presente. Les dijo que se atrevieran, que actuaran, tomaran el liderazgo de sus comunidades, que no se durmieran. También hizo un llamado a los adultos a escuchar a los jóvenes aceptar sus ideas y sueños, y a apoyarlos para que los cumplan. Dijo que los jóvenes tienen un rol fundamental en la renovación de nuestra iglesia, son los llamados a realizar los cambios que necesitamos”.