La muerte es una de las certezas más prominentes de la experiencia humana. Sin embargo, cuando este fenómeno nos golpea a nivel personal, no existe madurez ni sabiduría que nos exima del sentimiento de pérdida con el que finalmente aprendemos a vivir. Nuestra comunidad ha experimentado dentro de este último mes, varios golpes de esta naturaleza, y como católicos, realizamos una liturgia presidida por nuestro capellán, el Padre Rodrigo Domínguez, en honor a la memoria de Andrea Díaz, apoderada del 3°B, Angélica Pacheco, apoderada del 2°E y Claudio Sánchez, apoderado del 4°A.
Como institución representada por sus estudiantes, funcionarios y apoderados, nuestro liceo oró por el eterno descanso de las almas de estos padres y por la recuperación y unidad de las familias que dejaron en la tierra. De la misma manera, se rezó por el inmortal espíritu de Jaime Reyes Medina. Su memoria vive en nuestros corazones y su esencia camina entre nosotros.