Rector Ricardo Yévenes habla de los desafíos en el Liceo Sara Blinder y de su experiencia en el LMRP
Martes 17 de Enero, 2017
Con el entusiasmo y compromiso que le caracteriza, este destacado y experimentado docente asume la dirección del establecimiento procurando que las estudiantes reciban la educación integral y de calidad que se merecen.  

El ahora rector del Liceo Sara Blinder, Ricardo Yévenes Morales, recuerda con precesión el día y la razón por la cual ingresó a trabajar a la Sociedad de Escuelas Católicas Santo Tomás de Aquino. Fue el  2 de enero de 2014 para colaborar en el proceso de incorporación a la SECST de los colegios Santa Marta, San Alberto Hurtado y Nuestra Señora del Carmen.

En esa labor estaba concentrado, cuando, a mediados de marzo de ese año, se le pidió que asumiera la rectoría del Liceo Miguel Rafael Prado, en la Comuna de Independencia. En los primeros días de enero de 2017, la SECST le solicita otro gran servicio: hacerse cargo de la dirección del Liceo Politécnico Sara Blinder, sucediendo a la rectora Paola Rosales.

¿Cuál es el principal y primer gran desafío que tiene como rector de este establecimiento?

Son varios los desafíos que, a primera vista, se me plantean buenamente, tales como:  conocer, respetar y querer este nuevo Colegio y sumarme a la tarea de tantas personas que han construido historia; cautelar que las características propias de la educación católica, efectivamente, se expresen en la vida y servicio escolar diarios; procurar que, gracias a la acción entusiasta y comprometida de los profesores, funcionarios del Liceo y padres y apoderados, las estudiantes reciban la educación integral y de calidad tan apreciada por la Iglesia y por la SECST; mantener un buen clima organizacional y manejar adecuada y eficientemente las finanzas del Establecimiento.

Un anhelo grande es que la Visión y Misión de la SECST y del Liceo Sara Blinder orienten, de manera permanente, el caminar institucional.

Su experiencia en el Liceo Miguel Rafael Prado

En lo personal y profesional, ¿qué significó tu labor en el Liceo Miguel Rafael Prado?

Con todas las debilidades personales y profesionales que reconozco en mi servicio a este querido Colegio, hice lo posible, con la valiosa y permanente colaboración de mi equipo directivo y del personal del Establecimiento, por mantener un buen clima organizacional, de relaciones humanas fraternas, tan necesarias para cumplir la misión encomendada por el Iglesia y por la SECST. La política de puertas abiertas, el diálogo con los diferentes estamentos y grupos; la atención solidaria a las necesidades y  problemas humanos; la acogida fraterna y cariñosa a familias de procedencia y condiciones diversas, sin exclusiones y otras acciones de la comunidad escolar, sin duda, contribuyeron fuertemente a mantener el clima familiar del Liceo.

Creo que el cuidado y buen manejo financiero del Colegio;  la implementación de espacios adecuados para el trabajo y encuentro de personas y la dotación de medios tecnológicos y de materiales de apoyo para optimizar la docencia fue otro aporte de la gestión de mi equipo.

No puedo dejar de mencionar la responsable y comprometida labor desarrollada por los equipos académico, de convivencia y de pastoral del Establecimiento que , en sus respectivos ámbitos, posibilitaron  el ofrecimiento de nuevos programas y actividades para actualizar y profundizar contenidos programáticos y el desarrollo de las competencias respectivas; para mantener la sana convivencia escolar y el abordaje de las tareas propias del desarrollo de los estudiantes, con fuerte apoyo de orientación y psicología; y para acoger a Jesucristo y hacerlo presente  en la vida escolar,  acrecentando la fe y compromiso con su Iglesia.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en la SECST?

Como  experiencia laboral de vida y de servicio, ha sido motivante, enriquecedora y desafiante. Motivante porque conocer y asumir la visión y misión de la SECST para vivirlas en el Liceo, con toda la comunidad escolar, impulsó el trabajo en equipo, colaborativo y fraterno en todos los estamentos institucionales, procurando el fortalecimiento de las características de la escuela católica, que tanto valora nuestra Iglesia. Enriquecedora porque la vida escolar, con su cultura, dilemas, anhelos, exigencias y, en especial, el escuchar y consensuar ideas y pareceres de tantas personas para cristalizar sueños y proyectos comunes, acrecienta la experiencia y plenifica humanamente. Desafiante porque servir a una institución nueva, por más experiencia que se tenga, siempre conlleva una invitación o reto personal para que toda la comunidad escolar trabaje, con entusiasmo, fe y esperanza, en la consecución de los objetivos institucionales.

 

Fuente: Comunicaciones SECST