En un acto que reunió a las cerca de 800 estudiantes de nuestro liceo, más cada uno de sus funcionarios, el patio central del Sara Blinder se convirtió en un testigo vivo de los numerosos signos compartidos por nuestra comunidad, en una jornada en la que el respeto fue protagonista.

Nuestras estudiantes representan a 800 familias con valores, credos y tradiciones muy diferentes, que sin embargo hoy logran mirarse a los ojos con sinceridad, y compartir la solemnidad de estos momentos que les juntan cada vez más, a pesar (o quizá por) sus diferencias.

Con presencia de Casa Central, Centro de Estudiantes y Rectoría, el acto contó con numerosos momentos de gran significado, orientados a la importancia de cada una de las especialidades impartidas en nuestro establecimiento por un lado, y el sacrificio de Jesús por otro.

El momento más importante fue aquel en que se recreó la escena del Mandamiento Nuevo que Jesús le encargó a cada uno de sus apóstoles: Amarse los unos a los otros a través de comprender como el servicio engrandece en vez de empequeñecer. Es por esto, que nuestra rectora emuló a Cristo en el lavacro de los pies a algunos miembros de nuestra comunidad en un gesto que no será olvidado.